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Diferencias entre Tricholoma portentosum y Tricholoma virgatum

P. Abati

Noviembre de 2020

Queremos mostraros esta semana las diferencias entre dos especies muy similares pero que, con unas cuantas observaciones a nivel macroscópico, y un poco de práctica, podemos determinar con bastante seguridad.

Se trata de dos Tricolomas; una de las especies del género con mayor valor culinario, la Tricholoma portentosum -capuchina, nazarena, fredolic gros (cat.), ziza beltz (eus.)-; y su congénere Tricholoma virgatum, más infrecuente, pero en algunos lugares abundante, especie no comestible por su amargor y sospechosa de cierta toxicidad.

Ambas especies son típicas de pinares de montaña, principalmente Pinus sylvestris, aunque pueden fructificar en diferentes bosques de frondosas, en suelo ácido. Ambas de aparición otoñal, la capuchina es más tardía, típicamente de noviembre, aguantando bien las primeras heladas e incluso la nieve.


Tricholoma portentosum
Tricholoma portentosum. Foto: P. Abati.
Tricholoma virgatum
Tricholoma virgatum. Foto: P. Abati.
Tricholoma portentosum var. alba
T. portentosum var. alba. Foto: R. Aramendi
Tricholoma portentosum var. alba
T. portentosum var. alba. junto a ejemplar típico Foto: P. Abati

De tamaño y forma similares, la primera diferencia que encontramos en el píleo tiene que ver con la cutícula, algo viscosa y brillante en tiempo húmedo en T. portentosum, seca y mate en T. virgatum; ambos están adornados con fibrillas radiales, mucho más evidentes en la capuchina, que son adnadas y de color muy oscuro, casi negro, sobre un fondo más o menos oliváceo. En el caso de T. virgatum, las fibrillas son más claras y el fondo es plateado. Ambas especies presentan mamelón, obtuso en caso de la capuchina, y puntiagudo en el virgatum, que suele conservarse incluso con el píleo extendido.


En raras ocasiones nos encontramos con ejemplares completamente blancos de la capuchina, Tricholoma portentosum var. Lugdunense, si bien suelen presentar los característicos reflejos amarillos en láminas y pie, menos evidentes que en la especie tipo, como se aprecia en la fotografía.

Las láminas, escotadas en ambos casos, son de color blanco en los ejemplares jóvenes, pero mientras que en T. portentosum poseen reflejos amarillos, al igual que en el estípite, más evidentes con la edad, en T. virgatum permanecen blancas o algo grisáceas en ejemplares viejos o alterados.

Por último, el estípite de T. virgatum es muy largo en relación al píleo, y a menudo curvado y muy enterrado, de color blanco; en el caso de T. portentosum, éste es más proporcionado y presenta reflejos amarillos al igual que en las láminas.

El olor y sabor de la capuchina es agradable y algo harinoso, mientras que T. virgatum presenta olor no agradable, algo rafanoide, y sabor claramente amargo, picante al cabo de un tiempo.

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